Existen una serie de factores que pueden modificar la acción de las esencias y que deben tenerse en cuenta en el empleo terapéutico de las mismas.

Estos factores se relacionan con la dosis, la velocidad de absorción y eliminación de las esencias y las particularidades inherentes a cada persona.

La DOSIS es la cantidad de esencia que hay que administrar para producir un efecto determinado.

Algunas esencias producen una acción “difásica”, es decir, que producen efectos opuestos con distintas dosis; por ejemplo la esencia de Hyssopus officinalis muestra cierta toxicidad debido a su contenido en canfona. Esta cetona a dosis altas puede producir convulsiones en las personas propensas a la epilepsia, pero ya antiguamente se usaba en casos de epilepsia las infusiones de hisopo por lo que las bajas dosis de esencia pueden prescribirse para casos de epilepsia y crisis convulsivas parecidas.

La dosis de una esencia para producir un efecto determinado depende también del peso corporal de la persona. Hay que tener en cuenta que la esencia se distribuye por todo el organismo, reacciona con diferentes estructuras celulares y en la mayoría de casos la respuesta dependerá de la relación entre el peso de la esencia o dosis y el peso corporal.Aromaterapia clínica

Es por esto que en aromaterapia podemos expresar la dosis en gotas por kilo de peso.

Otro factor importante a considerar es la EDAD de la persona. Es lógico pensar que hasta cierto punto la relación edad-peso corporal justifica que en los niños el número de gotas de esencia en cada toma será menor que en los adultos. Pero un niño no es fisiológicamente un hombre pequeño y existe una influencia específica de la edad sobre la acción de ciertas esencias, especialmente referida a los niños muy pequeños y los recién nacidos, esto se debe esencialmente a la inmadurez de la función renal y a los sistemas implicados en la eliminación de las esencias. En estos casos hay que tener muy en cuenta la tabla de toxicidad de las esencias y administrar solamente las esencias más inocuas.

Por otra parte y en general, los ancianos son más sensibles a las esencias que los adultos, probablemente por problemas eliminación debido a deficiencias del hígado y del riñón; después de los 60 años han de suministrarse dosis menores que en el adulto.

Aunque está poco estudiado en el caso de las esencias hay que tener en cuenta que los efectos provocados por la misma dosis pueden varias en función del sexo, aunque coincidan la edad y el peso. Esta circunstancia puede deberse a que las mujeres poseen un mayor porcentaje de tejido adiposo que puede retener las esencias (son solubles en grasa). Algunas esencias como Pimpinella anisum y el Foeniculum vulgare poseen una acción estrogénica estimulando la secreción de leche en las hembras.

La DOSIS USUAL es de una gota de esencia por cada 25 kg. de peso corporal. El número de dosis por día suele ser de tres y el periodo máximo de tratamiento un mes.

En la mayoría de los casos bastará con una semana de tratamiento y en los casos agudos suelen ser suficientes unos pocos días. En los casos crónicos es mejor descansar una semana después de otra de tratamiento y en todos los casos de tratamientos largos es mejor cambiar de esencia con frecuencia.

Hay que recordar que algunas esencias provocan efectos contrarios según la dosis. Así las esencias de romero y melisa tienen un efecto estimulante o sedante según la dosis.

Generalmente las dosis altas producen efectos a nivel físico y las dosis bajas producen efectos más a nivel mental y emocional, el mecanismo es similar al homeopático ya que los efectos producidos a bajas dosis sólo se explican por medio de las acciones vibratorias de las esencias.

INTOXICACION
Cualquier sustancia ingerida en exceso puede provocar efectos perjudiciales. Aunque las verdaderas intoxicaciones por aceites esenciales sólo pueden darse accidentalmente, es importante considerar las reacciones adversas no deseables que se pueden presentar.

Las esencias pueden producir efectos secundarios desagradables a dosis normales, a diferencia de los efectos tóxicos que aparecen por dosis grandes. Por ejemplo, la esencia de clavo tiene un efecto calmante en los dolores dentales pero tiene un sabor intenso, ardiente y desagradable, a grandes dosis irrita la mucosa bucal y excita el sistema nervioso, efecto tóxico.

Otras causas de intoxicación a dosis normales puede darse en personal con hipersensibilidad a alguna esencia y en los casos de alergia.

Hay que tener en cuenta lo dicho anteriormente con los factores que influyen en la acción de las esencias como son la edad, el peso corporal y el sexo, así como el momento y las vías de administración y absorción.

La toxicidad aguda se presenta en dosis muy altas (10-30 ml) de algunos aceites esenciales.

La toxicidad crónica se debe al uso prolongado de algunas esencias a dosis altas o dosis normales de esencias puras sobre la piel y las mucosas, pudiendo provocar irritación, inflamación y degeneración de los tejidos, especialmente las esencias de Cinnamomum verum y Eugenia caryophyllus.

Algunos esencias no deben aplicarse antes de tomar el sol, pueden producir un efecto fotosensibilizador que provoca una pigmentación temporal de la piel, como es el caso de las esencias del género Citrus. Las esencias de limón, naranja, mandarina, pomelo, lima y verbena sensibilizan la piel a los rayos solares.

Durante el embarazo se evitarán las esencias de Acorus calamus, Mentha pulegium y Salvia officinalis, especialmente la Ruta graveolens, Juniperus sabina, Artemisia absinthium y Artemisia arborescens. Otras como el Thymus vulgaris, Hyssopus officinalis y Origanum majorana, aunque no son inductoras del aborto, convendrá no abusar de ellas.